En las últimas semanas se han resuelto importantes temas para la industria minera de nuestra región: el proyecto de Royalty y la Estrategia Nacional del Litio, respecto a los cuales ya hemos expresado nuestra opinión.
Ahora bien, esta normativa por sí sola no estimula la llegada de nuevas inversiones. Es necesario acompañarla de políticas y acciones que incentiven la llegada de proyectos productivos a las regiones y que la inversión permanezca por mucho tiempo.
Esto es particularmente relevante a día de hoy observando el escenario nacional e internacional. La inflación en el mundo no cede, países desarrollados como Alemania entraron en recesión técnica y, según Ipsos, la mitad de los chilenos tiene dificultades financieras.
Entonces, ¿Cómo generamos un ambiente propicio para la inversión? ¿Cómo creamos nuevos empleos? ¿Cómo hacemos de Atacama un polo atractivo para empresas y profesionales que quieran vivir aquí?
Si queremos tener nuevos proyectos en Atacama, la región debe ser un lugar atractivo para invertir, en donde la “permisología” no es un trámite eterno y las ciudades están preparadas para recibir a profesionales de alto desempeño que, a su vez, se sumen a los que la región provee.
Porque los nuevos proyectos necesitan trabajadores altamente preparados. Lamentablemente, muchos de ellos vienen y luego, terminado su turno, viajan a distintos lugares del país. En el caso de los profesionales y técnicos locales, muchos se van a regiones cercanas apenas tienen la oportunidad de hacerlo, buscando comodidades, experiencias o instalaciones que nuestra región no les brinda. Necesitamos una mejor infraestructura en Atacama, claro que sí, pero también una proyección respecto al tipo de ciudades que queremos tener y lo que podemos ofrecer a sus habitantes. Sin duda, amar nuestra región implica reconocer lo que nos falta.
Las inversiones requieren una cadena de proveedores especializada, preparada y que cumpla con altos estándares de operación. Los grandes proveedores tienen esa capacitación, pero muchos de nuestros proveedores locales están lejos de esto, salvo algunas empresas que son honrosas excepciones que han crecido incluso más allá de la región o el país. Hay que poner foco en esta tarea y preparar, entrenar, fortalecer a los proveedores locales para que alcancen el nivel requerido por estas grandes empresas internacionales.
No hay fórmulas mágicas o atajos que permitan responder con facilidad a la pregunta sobre cómo atraer la inversión y retenerla. Pero podemos hacernos cargo del desafío y eso es precisamente lo que hacemos en CORPROA, junto a nuestros socios, desde hace 33 años.
Juan José Ronsecco
Presidente de CORPROA